jueves, 13 de abril de 2017

Sólo una idea

Empiezo a creer que no sólo eres una idea.
Conozco tu pasado y sí, ha cambiado el tiempo.
Los años transitados, flotarán en el viento, 
pero queda la verdad -sin polvo, por cierto-.

Todo era real, al menos que te admiro,
dices que deliro y no hay nada que admitir.
Hago una pausa y suspiro;
 tu nombre hizo ruido, en alguna parte dentro de mí.

Sigues bloqueada quizas por anestesia,
al borde de la conciencia, de un dolor que aún no existe,
tu presencia persiste, aunque se enmascaren los miedos.
Mejor piso el freno. Tú seguro querrás huir.
Antes que termine, prefiero que no empiece.
Pero aun así, quédate dentro;
tal vez las dudas, se rían de mi.

martes, 21 de marzo de 2017

Tanto tiempo

Quizás ya ni me recuerdes,
talvez hayas elegido no hacerlo.
Quiero escribirte un verso como disculpa,
Pero solo tiemblo, pensando en lo que a ti te disgusta.

En Riocentro Sur, justo en la entrada…
Pasó mucho tiempo desde que te vi por ultima vez,
Mientras yo de espaldas bajaba,
las escaleras mecánicas de ti me alejaban.
Recuerdo exactamente las palabras:
(En inglés, porque en español no me atrevía)
“I will miss you” -aprentando los labios pronuncié-
te habías quedado parada y me dijiste “yo también”.

Ha pasado tanto tiempo.
Pudimos reunirnos otra vez;
pero no me anime a verte (creí que tú no querrías)
y sin embargo fui yo, quien cedió a la cobardía.
¿A qué le temía?
A caer por accidente,
en tu sonrisa nuevamente.
Y no te vi, y no fui
y ya no te escribí.

No existo ya, seguramente en tu memoria.
Podría escribir de ti diez libros de historia,
y tú de mí, talvez no llegues a una línea.
No es reproche, es realidad.
Soy culpable, de en tu vida ya no estar.
Lamento desaparecer tanto tiempo.
¿Podremos recoger del suelo los momentos?
¿Dibujar futuros? -No es necesario tenernos cerca-
Pactemos un nuevo comienzo:
Yo estaré, como estuvo mi ausencia.

jueves, 16 de marzo de 2017

Hace Frío afuera.

Nuestra cama,
testigo de noches y sobre todo mañanas,
Nos tiende sus sábanas, como brazos abiertos.
Queriendo deshacer los desiertos,
y mostrar el camino, de vuelta a casa.
Ya no te suspiro, en mis entrañas ya no hay brazas.
Sólo ausencias que se quedaron sin techo,
cual ocupas.
Y es que la razón ha perdido su cordura,
no hace otra cosa que callar a gritos.
Enceguecida por la emoción primitiva,
Se diluye en humo líquido.
Es imperativo apaciguarla, y pedir una tregua.
Batallas campales se desarrollan en un segundo,
al final resultará ser cierto,
que del mismo efecto;
surgen el amor y la guerra.
El frenesí de opiniones distintas,
Arroja a la calle la pasion y  nos enfrenta,
¿Cuánto más vamos a tirar de la misma cuerda?
Yo sé que tú lo intentas pero ya no alcanza.
Lo dejamos a la usanza,
de las versiones anteriores que habitaban la memoria.
Siempre es la misma historia,
Te conocí -o quizás creí, que así era-
Hace frío afuera, pero no tanto como dentro de ti.

No quiero rompernos,
ni lo que tuvimos, echar a perder.
Si no se liman las astillas, lo rústico puede doler.
Es tiempo de irse, ya fue suficiente,
mi corazón se quedará contigo, seguramente.
él como tú, no escucha,
pero es lo mejor; nos dejamos tantas huellas.
combatimos en arenas, en la calma y bajo estrellas.
Es hora de partir, ya no quiero hablar,
estoy fuera de mi mente.
Las palabras ya no existen,
no crean conceptos que argumenten los pretextos
Mis versos te aluden en cada esquina
pero surge un amargor.
Entre tú y Yo, ya no hay rima.

martes, 28 de febrero de 2017

Acomodándote el pelo.

LLegas sonriendo,
desarmando mis nervios, acomodándote el pelo.
Tan cerca de llamarte amor,
la razón me sujeta, y elijo que no debo.
Camino hacia el costado,
evadiendo los instantes, me alejo de las ganas.
Te miro y digo cualquier cosa,
temo que descubras, que hace tiempo te espero.
La mente incesante supervisa, pero estoy desarmada.
Guardo distancia a dos pasos de tu risa,
no sea que en la prisa,
caiga descuidada.
Recogiendo asombrada, suspiros sueltos,
y tomando prestada, tu mano como premisa.
Ni siquiera en versos, me atrevo a tocarte.
Nuestros mundos ya están habitados,
su gente, no merece el desalojo.
No me perteneces, de ello soy consciente.
Quédate tranquila, no pretendo llegar a tus ojos.
Tampoco espero, que abrigues la ilusión conmigo.
Pero resulta un delirio no querer explorarte.
Me gusta escucharte, vuela el tiempo y es testigo;
Del acoso de mis latidos,
que exigen a gritos, que vaya a buscarte.

No te asustes, no ambiciono a soñar, invitarte.
Pero te advierto; me fascina tu vuelo,
me halló por sorpresa no me culpes;
Si descubro pasmada, que tal vez ya has entrado.
Casi como respuesta,
a la pregunta incorrecta,
que aún no he pronunciado.
LLegas sonriendo...
Desabrochando mis miedos. Acomodándote el pelo.

domingo, 19 de febrero de 2017

Escribo para verte.


La realidad que el sueño origina,
es tan abrumadora a veces.
Trae con ella, de visita,
a personas que ya no están.
Pero en la inconsciencia del estado,
Se pierde la oportunidad,
de poder abrazarlas, una vez más.
Ojalá pudiese dominar ese mundo, para ir de nuevo junto a ti;
Decirte cuánto te extraño y volverte mi confidente en sueños.
Le haces mucha falta a esta familia descompuesta.
Pues tú eras la risa de ese cuerpo descuidado,
que hoy tan marchito está. Sin ti.
Mis manos han despertado queriendo recordarte,
con el corazón lleno de lágrimas,
que han querido ser palabras,
éstas que ahora dibujo, para enjugarte en oraciones.
Te quiero presente y aunque el deseo es imposible,
Mi mente te trae de vuelta, al menos mientras escribo.
Un puñado de letras conciben por un instante,
que yo te pueda ver y con esto te digo:
Te echan de menos tus raíces arrugadas,
que no se hidratan ya, de tu buen humor.
La cabeza explota de ojos hinchados,
Te he visto compartir espacios, de nuevo con nosotros.
Le quedabas muy bien a todas las reuniones,
tu simpatía despertaba lo mejor de cada uno.
Globos desinflados cuelgan ahora del techo;
Nadie se ha atrevido a decirte, que la fiesta ha terminado.


A Mi hermana mayor.
Pao.

viernes, 17 de febrero de 2017

Crónicas de un Amor desahuciado.


Me preguntas qué me pasa, y ni siquiera yo lo sé,
el corazón te desconoce, ya no le importa si no te ve.
Supongo que necesito estar conmigo,
me extraño, tengo ganas de darme tiempo.
Sentarme a escribir, viajar hacia adentro,
dejarme fluir... sin voces. Intento.
Me gusta el silencio, debo admitir,
y si lo rompemos debería ser para reír.
pero no es el caso, los planes no aparecen.
Intentamos descubrir qué nos apetece
y terminamos por mirar lo que la tele nos ofrece.
Diferimos en gustos; no es sólo la música
Es la rítmica de nuestra relación;
Amo la lluvia y tú gustas del sol
Mientras yo pretendo caminar por la playa
Tú anhelas subir y acampar en la montaña
Te gusta salir, al menos a sentarnos en la plaza
Me cuesta fluír, yo prefiero quedarme en casa.
Se ha empañado en los ojos, la ilusión;
Me gusta lo acústico y a ti la percusión.

Hablo más con las aves que se posan en las medianeras
Esas de en frente, que a la tarde limpian sus plumas.
Me conoce más la gata, que tus memorias.
Si prestaras atención, verías que algo se esfuma.

Repaso nuestra historia, suspiro y nos dejo estar.
Los puntos suspensivos, se duermen contigo en el sofá.

jueves, 9 de febrero de 2017

Eres tú quien se va.

Que quede constancia que tú eres quien se va...
tan frívola, como si te llevaras el mundo contigo.
Quieres que me haga cargo de lo que digo,
aun cuando tú llevas a cuestas, tantas palabras.
Te vas porque tienes miedo, lo sé, pero tú no lo sabes, sólo te vas.
Que vuelves el martes me dices;
primero habías dicho el lunes, y hoy apenas es domingo.
Huyes porque tienes miedo de que no te quiera más,
el miedo se huele a distancia y quizas,
tu olfato se confunda con mi cansancio de estarte detrás.
Anoche dormiste en el sofá porque no querías hablar.
Cuando te pregunté qué te pasaba, me diste la espalda
y con auriculares en los oídos me ignoraste abriendote paso.
"Que estoy distraída", "que no te presto atención",
"que me hablas y no voy cuando tú quieres"... Eso me lo sé de memoria.
¿Cuántas veces hiciste eso, tú? Si las hubiera contado,
si tuviese algo tangible... ¿Para qué?
Contigo no hay argumentos cuando el resentimiento te ciega.
Yo no puedo abrazar más tus  enfados,
porque me deshago en ellos, cuando intento ayudar(nos).
Pero ahí estás, juzgándome de que no me importa,
porque decido ser 'humana' y tirar un "dale" como respuesta,
a  tu 'delicado' "Si se me pasa vuelvo, y si no, nos vemos en Disney"
(una forma peculiar por cierto, que tienes para decir -¿quién sabe?-)

 Había decidido dejarte ser; no sólo en lo bueno,
sino también en las formas -aunque terribles-
que tienes de pelear cuando te sientes atrapada o ahogada,
Yo lo entiendo; te cuesta controlarte y dices tonterías,
o decides callar constricta, sin responder a mis preguntas,
sin verbalizar el desasosiego...

Pero no quiero seguir desanudándote,
porque muerdes en cada intento.
 Y tengo ya, marcados en la razón,
todos tus dientes.